« Pour moi, la semaine à Cafemin, fut une
expérience difficile. Sans comprendre ni parler bien l’espagnol, mon expérience a été
bien différente de celle des autres.
J’aurais aimé pouvoir discuter et partager plus
avec chacune des personnes présentes, car je suis intimement convaincue que
toutes ces personnes ont des choses magnifiques à partager.
Mais je sens que cette expérience m’a donné de la
force, pour d’autres expériences, en France, ou ici, quand mon espagnol sera
meilleur ! » (Anne-Laure, France)
"Creo que lo
más difícil de la experiencia de CAFEMIN, por lo menos para mí, fue la despedida.
Después de compartir toda una mañana cocinando galletas y diferentes platillos
típicos de Honduras (Baleadas), El Salvador (Pupusas) y México (Enchiladas verdes),
nos sentamos a comer todos en grupo acompañados por las hermanas Miriam y
Margarita, las residentes mayores que ayudan en CAFEMIN, José Luis y 3 nuevas
mujeres con sus niños.
Por primera
vez desde que habíamos llegado, sentíamos las cosas distintas. Los niños
jugaban entre sí sin pelear y dándole su espacio a los adultos, mismos que a su
vez, estaban también conviviendo y compartiendo entre ellos, cantando, riendo,
etc.. Pero llegó el momento del cierre, el momento de la despedida.
Sentados en
círculo, comenzamos a compartir lo que cada uno se llevaba en su mochila de la
experiencia, haciéndoles saber lo importante que había sido para nosotros el
haber podido compartir experiencias, historias, risas, abrazos, sonrisas,
llantos y juegos. Así como también, lo mucho que nos habían enseñado con su
fuerza y sus ganas de ejercer su libertad y salir adelante.
Gran
sorpresa nos llevamos todos, cuando ellos compartieron con nosotros lo que
ellos se guardaban en sus corazones. ¡Por primera vez en mucho tiempo se habían
sentido en familia!, con ese sentido de fraternidad y libertad que para nosotros es tan común, pero para ellos es un lujo. Compartían también con lágrimas y sonrisas su dolor por saber que no volverían a vernos.
Nuestra gran confirmación de que Dios había obrado y ablandado corazones a través de nosotros, sus instrumentos, fue el momento en el que José Luis compartió que no sólo habíamos sido voluntarios de paso, sino que les habíamos recordado lo que se puede lograr a través del amor y la escucha. El gran giro que había dado la convivencia entre las migrantes y los niños, así como las ganas de continuar con el proyecto que empezamos.
Por eso hoy doy gracias a Dios por permitirnos ser testigos del trabajo que hizo a través de nosotros." (Maria, Mexico)
Nuestra gran confirmación de que Dios había obrado y ablandado corazones a través de nosotros, sus instrumentos, fue el momento en el que José Luis compartió que no sólo habíamos sido voluntarios de paso, sino que les habíamos recordado lo que se puede lograr a través del amor y la escucha. El gran giro que había dado la convivencia entre las migrantes y los niños, así como las ganas de continuar con el proyecto que empezamos.
Por eso hoy doy gracias a Dios por permitirnos ser testigos del trabajo que hizo a través de nosotros." (Maria, Mexico)
"Ayer la pausa ignaciana se trasladó a
Cafemin. La hermana Miriam, directora del centro, nos sorprendió al grupo con
esta despedida. Creó el momento de encuentro “voluntarios y migrantes”, todos
por igual, con la gran necesidad de expresar y decir todo lo que nos ha ido ocurriendo esta semana.
Podemos resumir esta semana en
agradecimiento mutuo, de las dos partes que se han transformado en una, sin
más. Nosotros agradecimos la acogida de su parte, el valor de abrirnos sus
corazones, sus vivencias, sus experiencias, permitir que sus hijos jugaran con
nosotros y que participaran en las actividades. Ellos agradecieron la compañía,
el trato humano, digno, de personas iguales ,la risa y las propuestas.
Qué rabia y qué indignación escuchar que
te agradezcan que trates bien a las personas, cuando en nuestras realidades
suponemos que entra dentro de lo cotidiano.
CAFEMIN ha sido una etapa breve de
transformación en nuestros corazones. Por una parte convivir con la
cotidianidad de las personas que trabajan allí, acostumbrados (a días más y a
días menos) a ver el abuso de los derechos humanos ,habituados a escuchar, animar , apoyar a toda esa gente
que camina para vivir de una manera digna y siempre manteniendo la sonrisa
y luchando por lo que se cree: “ la
justicia”. Por otra parte “los migrantes”, los caminantes , los valientes
guerreros que luchan por sus vidas y buscan mejorar sus situaciones para poder
vivir con la dignidad que todo ser humano se merece. Con ellos hemos
descubierto en lo sencillo , en los juegos, en la cocina, a personas lindas, como tú y como yo , que
quieren abrazos, que aman a sus hijos, a la vida, que tienen ilusiones, que
tienen sueños y que lo único que los separa de nosotros son las barreras de la
injusticia y el dolor. Barreras y limitaciones
creadas todavía por muchas personas que no creen en la equidad ni en la
igualdad.
Esperamos que esta rabia e indignación que
hoy sentimos sirva para enviar gritos de conciencia, crear motores de lucha que
acaben con estas barreras que muchos ciegos no son capaces de ver o no quieren
ver." (grupo Cafemin)
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