El tren sin saber porqué se para
en medio de un túnel larguísimo, no se ve ni el principio ni el final del
mismo, se empiezan a oír voces de que bajemos todos, el miedo me hace correr y
correr, voy perdiendo los tenis y amigos de camino en la huida, la garganta se
me empieza a secar, no veo nada, siento heridas que se me empiezan a adherir a
los brazos y a la cara. Dios, me pregunto, ¿dónde está el final?, en ese
momento empiezo a ver un punto blanco, es el amanecer que acontece después de
este atardecer tan violado… y Dios me pregunta: “¿por qué lloras? ¿a quién
buscas?” Y yo le digo, que perdí el hilo que me ata a la vida, que me
identifica con la dignidad humana, ya no sé quién soy, me quitaron papeles y
compañeros/as. Pero la pregunta me hace recordar que en un tiempo fui amigo de
Jesús y esto me salva, aunque confunda un bidón de aceite quemado con agua, me
conformo con bañarme en mis lágrimas. Busco el agua y el envío a la comunidad,
a la familia, a la VIDA. Dios primero, me abre camino hacia mis sueños y de
todos aquellos que me apoyan en mi viaje al Norte. Dios está vivo y vive en mí.
Después de todo podemos volver a
creer en lo que el Señor nos enseñó de Dios: que es nuestro Padre y Madre, que
está junto a nosotros/as y de todos los/as migrantes del mundo, que de nuevo le
pertenecemos para siempre y que quiere ser nuestro Dios y que toda persona sea
mi hermana. Amén.
M.Luz Sarabia odn España.
Dos horas en vehiculo; hemos recorrido
para llegar al punto en que muchos de nuestros hermanos migrantes bajan e
inician una nueva travesía por las calles de San Luis Potosí para llegar a la
Casa de Migrantes, un espacio para encontrar es Dios humanizado que tiende la
mano.
Nos vamos agradecidos con el Dios
de la Vida, con San Luis Potosí y que mejor manera que celebrarlo con las
riquezas de México, unos exquisitos tacos.
Agradecemos mucho la labor que
este equipo hace en esta Casa de Migrantes, la acogida, el seguimiento, la
hospitalidad, la comida. El grupo AHE comparte un rico helado con el equipo de
la casa, y como huella de identidad hemos plasmado en un tren lo que esta experiencia
y lo que cada persona ha significado en nuestra vida. Aprovechamos para
agradecer especialmente al Padre Rubén como director de este gran equipo.
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