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domingo, 20 de julio de 2014

San Luis Potosí: “Ve y diles a mis hermanos/as…”

El tren sin saber porqué se para en medio de un túnel larguísimo, no se ve ni el principio ni el final del mismo, se empiezan a oír voces de que bajemos todos, el miedo me hace correr y correr, voy perdiendo los tenis y amigos de camino en la huida, la garganta se me empieza a secar, no veo nada, siento heridas que se me empiezan a adherir a los brazos y a la cara. Dios, me pregunto, ¿dónde está el final?, en ese momento empiezo a ver un punto blanco, es el amanecer que acontece después de este atardecer tan violado… y Dios me pregunta: “¿por qué lloras? ¿a quién buscas?” Y yo le digo, que perdí el hilo que me ata a la vida, que me identifica con la dignidad humana, ya no sé quién soy, me quitaron papeles y compañeros/as. Pero la pregunta me hace recordar que en un tiempo fui amigo de Jesús y esto me salva, aunque confunda un bidón de aceite quemado con agua, me conformo con bañarme en mis lágrimas. Busco el agua y el envío a la comunidad, a la familia, a la VIDA. Dios primero, me abre camino hacia mis sueños y de todos aquellos que me apoyan en mi viaje al Norte. Dios está vivo y vive en mí.

Después de todo podemos volver a creer en lo que el Señor nos enseñó de Dios: que es nuestro Padre y Madre, que está junto a nosotros/as y de todos los/as migrantes del mundo, que de nuevo le pertenecemos para siempre y que quiere ser nuestro Dios y que toda persona sea mi hermana. Amén.


M.Luz Sarabia odn España.




Dos horas en vehiculo; hemos recorrido para llegar al punto en que muchos de nuestros hermanos migrantes bajan e inician una nueva travesía por las calles de San Luis Potosí para llegar a la Casa de Migrantes, un espacio para encontrar es Dios humanizado que tiende la mano.


Nos vamos agradecidos con el Dios de la Vida, con San Luis Potosí y que mejor manera que celebrarlo con las riquezas de México, unos exquisitos tacos.



Agradecemos mucho la labor que este equipo hace en esta Casa de Migrantes, la acogida, el seguimiento, la hospitalidad, la comida. El grupo AHE comparte un rico helado con el equipo de la casa, y como huella de identidad hemos plasmado en un tren lo que esta experiencia y lo que cada persona ha significado en nuestra vida. Aprovechamos para agradecer especialmente al Padre Rubén como director de este gran equipo.

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